Notas sobre la "teoría del autor" en ficciones audiovisuales de Efrén Cuevas

La cuestión de la autoría en el cine, en particular la figura del director, ha sido objeto de debate y reflexión desde los años cincuenta, cuando los críticos franceses de Cahiers du Cinéma introdujeron la "política de autores". Este enfoque buscaba otorgar a ciertos directores de Hollywood el estatus de "autores", distinguiéndolos de los demás que eran considerados simplemente "artesanos". Sin embargo, esta distinción planteó numerosos desafíos, especialmente en cuanto a la evaluación de las películas en función de la huella personal del director.

A pesar de los intentos de algunos críticos, como Andrew Sarris, por convertir la "política de autores" en una teoría más formal, la sobrevaloración de las características formales sobre las temáticas y la dificultad para establecer criterios objetivos para definir a un director como autor llevaron a un replanteamiento de este enfoque. El estructuralismo surgió como un intento de proporcionar una base teórica más sólida, pero también enfrentó críticas y dificultades en su aplicación.

La llegada de teorías post-estructuralistas, como las propuestas por Roland Barthes, Jacques Derrida y Michel Foucault, rechazaron la noción tradicional de autor y propusieron una concepción del texto como una construcción colectiva, en la que no hay autores individuales sino sujetos enunciadores y receptores. Estas teorías cuestionaron aún más la idea de autoría en el cine, sugiriendo que el énfasis en la figura del director podría ser limitante y que el análisis debería centrarse en las estructuras y discursos presentes en la obra.

En última instancia, el problema de la autoría en el cine sigue siendo complejo y sujeto a interpretaciones diversas. Mientras que en un contexto no académico puede ser válido recurrir al concepto tradicional de autor, en un contexto más académico, puede ser más productivo explorar conceptos como el autor implícito o centrarse en los rasgos característicos de cada persona implicada en la producción cinematográfica. En cualquier caso, queda claro que el cine es un arte compartido, donde múltiples contribuciones se entrelazan para crear una obra.